Efectos del Cpap
El empleo de la presión positiva continua sobre la vía respiratoria, conocido 
como CPAP, es el tratamiento de elección en el síndrome de apneas-hipopneas del 
sueño (SAHS) y la evidencia científica es ya, hoy día, 
incuestionable. Así, en la última actualización de la Cochrane 
Library de 2002 se establece en sus conclusiones lo siguiente: "La CPAP es 
más efectiva que el placebo para mejorar la somnolencia y la calidad de vida 
medidas en pacientes con SAHS. Es más efectiva que los dispositivos orales para 
mejorar las apneas y las hipopneas"7.
 
El sistema genera un flujo constante, a través de una turbina, que por medio de 
un tubo corrugado se transmite a una mascarilla, habitualmente nasal. Teniendo 
en cuenta el flujo y la fuga se obtiene la presión. De ahí, esta presión se 
transmite a la VAS y provoca su estabilización y un incremento de su 
calibre.
 
La CPAP no actúa provocando ningún reflejo; es simplemente un fenómeno 
mecánico. La aplicación de la CPAP da lugar a un incremento de la sección de la 
VAS, con un especial aumento de los diámetros de izquierda a derecha más que de 
los anteroposteriores. La aplicación de CPAP causa un incremento en la capacidad 
residual funcional y se ha sugerido que ello podría causar, a su vez, un 
incremento de los diámetros de la VAS. Obviamente, la aplicación de CPAP 
modifica la activación de los músculos ventilatorios, en especial los músculos 
espiratorios, al igual que ocurre con la ventilación a presión positiva.
 
La CPAP corrige las apneas obstructivas, mixtas y, en no pocas ocasiones, las 
centrales (muchas de ellas porque, aunque aparentemente centrales, son en origen 
obstructivo), elimina las hipopneas y debe suprimir el ronquido. Evita la 
desaturación de oxígeno, los despertares electroencefalográficos 
(arousal) secundarios a los eventos respiratorios y normaliza la 
arquitectura del sueño.
 
